Es sabido que tomar el sol es beneficioso, siempre y cuando se tome con las debidas precauciones. Hasta la fecha, la fotoprotección se perfila como la mejor forma de tomar el sol de manera inteligente, según asegura la doctora Aurora Guerra, miembro de la AEDV.
El peligro potencial de una exposición sin precauciones a los rayos del sol radica en las quemaduras solares hasta la fotosensibilidad, el envejecimiento prematuro de la piel e incluso el cáncer y las alteraciones del sistema inmune a largo plazo. Aunque el sol emite prácticamente todo el espectro electromagnético, la radiación que incide en la piel es la ultravioleta (UV) y dentro de ella la UVB y la UVA, la luz visible y la infrarroja.
Se recomienda evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 15 horas solares, y protegerse con gafas de sol y sombrero, si es necesario. Igualmente, para la exposición directa al sol se recomienda utilizar filtros solares o fotoprotectores, de manera que se prevengan las lesiones en la piel y el envejecimiento prematuro, entre otras cosas.
Tipos de fotoprotectores y utilidad
- Químicos: dispersan y reflejan la radiación lumínica que incide sobre ellos.
- Físicos: absorben la luz y la transforman en otros tipos de energía que no producen daño cutáneo.
- Mixtos: se obtienen al mezclar filtros químicos y físicos. Dispersan y reflejan la luz dentro de un espectro que incluye UVA, UVB e infrarrojos.
Según explica la doctora Guerra, la utilidad del fotoprotector viene dada en función de que pueda garantizar las siguientes condiciones:
- Potencia fotoprotectora: está representada por el factor de protección solar (FPS). Es el número que hace referencia al poder de reducción de los efectos de la radiación ultravioleta de un fotoprotector sobre la piel.
- Resistencia al agua: hay productos que se consideran resistentes al agua (si mantienen su factor de protección de la piel tras dos inmersiones de 20 minutos) y otros que se consideran a prueba de agua (si mantienen el factor de protección después de cuatro inmersiones de 20 minutos).
- Sustantividad: es la capacidad para mantener una protección prolongada en condiciones normales de utilización (a pesar de la actividad física y la sudoración).
- Fotoestabilidad: es la resistencia a la degradación por la luz.
- Cosmética: es la capacidad de ser placentero al uso (tacto, color y facilidad de aplicación).
Algunos consejos para lograr un resultado óptimo con los fotoprotectores son: aplicarlos 15 minutos antes de la exposición solar, repetir la aplicación cada 2 ó 4 horas y aplicar el producto uniformemente y en cantidad suficiente.